Sabido es que en la obra más famosa de nuestro escritor más universal, El Quijote, podemos encontrar un compendio bastante extenso de refranes que, aun a pesar del tiempo transcurrido desde que esta novela vio la luz hace ya más de cuatro siglos, siguen vigentes a día de hoy.
Muchos de ellos se hicieron populares, en el significado más extenso de la palabra, a partir de su publicación. Otros fueron recogidos por Cervantes a propósito a fin de extender su uso a todo el territorio español. Tal vez ni el propio Cervantes imaginaba, dada la trascendencia de su obra y la divulgación de la que disfrutó logrando traspasar todas las fronteras imaginables, que muchos de estos refranes iban a hacerse tan conocidos en el exterior como en España.
Prueba de ello es el refrán que aparece en el cupón que protagoniza esta entrada, el del 27 de noviembre de 1990, cupón que formó parte de la exquisita serie El Quijote, en el que, además de refranes, proverbios, máximas y sentencias recitadas por Don Alonso Quijano, su escudero Sancho, o incluso otros personajes no tan protagonistas, fueron muchos los pasajes que se difundieron gracias al cupón, algo que vino, sin duda, a enriquecer aún más si cabe la sabiduría popular de todos los rincones de nuestro país.
Quien destaja no baraja, reza el boleto en cuestión, palabras que vienen a prevenirnos de la importancia de eludir todos los posibles obstáculos de un asunto con el objeto de evitar pleitos. Según el Refranero Multilingüe del Centro Cervantes, en este sentido, podría decirse: Quien primero destaja, después no baraja. Está más extendida una segunda interpretación para este refrán, y es que también quiere instruirnos sobre la imposibilidad de hacer dos cosas a la vez, o la necesidad de que una misma persona no debe ocuparse de dos cosas distintas (pudiéndose aplicar, por ejemplo, en el mundo laboral)
Su origen se halla, tal como muestra la propia ilustración del cupón, en los juegos de naipes.
Por destajar se entiende cortar la baraja. Barajar significa mezclar los naipes antes de repartirlos. Si tenemos en cuenta las normas básicas de este tipo de juegos, la baraja ha de ser cortada por la persona que se posiciona a la izquierda de quien reparte, nunca por la misma. Esta norma se remonta a muchos siglos atrás, si bien fue en la época de Cervantes cuando los naipes cobraron gran reputación, viéndose reflejada en su obra. Entonces, ricos y pobres, religiosos y pícaros, nobles y villanos, y hasta los mismos reyes, se jugaban el honor, el pan, y hasta la vida en timbas donde todos acababan perdiendo, unos por carta de más y otros por carta de menos.
Existen otros refranes sinónimos, cuyo significado es el mismo, o al menos parecido, al expuesto en este cupón, incluso, como hemos dicho antes, en otras lenguas, siendo su origen, en algunos casos, el refrán del que hoy hablamos.
Dormir y guardar las eras, no hay manera.
No se puede estar en misa y repicando.
Soplar y sorber, no puede ser.
He who binds does not wrangle (inglés): Aquel que ata, no arrea ganado.
O que baralla non parte, o que parte non dá (gallego): El que baraja no parte, el que parte no da.
Existen otros refranes sinónimos, cuyo significado es el mismo, o al menos parecido, al expuesto en este cupón, incluso, como hemos dicho antes, en otras lenguas, siendo su origen, en algunos casos, el refrán del que hoy hablamos.
Dormir y guardar las eras, no hay manera.
No se puede estar en misa y repicando.
Soplar y sorber, no puede ser.
He who binds does not wrangle (inglés): Aquel que ata, no arrea ganado.
O que baralla non parte, o que parte non dá (gallego): El que baraja no parte, el que parte no da.
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