Recuerdo cuando, cursando mi primer año de Carrera en Córdoba, me interesé por los protagonistas del cupón del 13 de febrero, víspera de San Valentín, y es que el hecho de que la ONCE se lo dedicara a los Amantes de Teruel no es algo casual.
Había oído hablar de ellos en algún documental de historia nacional, pero hasta que lo vi impreso en aquel cupón, no me había interesado por su historia, la de dos jóvenes turolenses: Juan Martínez de Marcilla (conocido por la tradición popular por el nombre de Diego) e Isabel de Segura.
La historia, o más bien leyenda, cuenta que Juan Martínez era despreciado por el padre de Isabel, por su bajo poder económico, por lo que el joven marchó, tras hacer prometer a Isabel que esperaría pacientemente su vuelta, cinco años a trabajar por mar y por tierra, peleando contra moros, obteniendo "cien mil sueldos" durante este periodo de tiempo.
El padre de Isabel aprovechó ese tiempo para importunar a su hija, ya que quería que tomase algún marido antes de la vuelta de Juan. Ella le contestó que había votado virginidad hasta que tuviese cumplidos los veinte años, alegando que las mujeres no debían casarse hasta que pudieses y supiesen regir su casa. El padre complació el deseo de su hija.
Al pasar cinco años, Juan aún no había vuelto, y el padre de Isabel insistió a su hija ante la necesidad de que tomara compañía el resto de su vida. Ella, viendo que el plazo que le había marcado Juan había expirado, tomó en consideración las palabras de su padre, siendo desposada en poco tiempo.
Sepulcro de los Amantes de Teruel, de Juan de Ávalos,
en la iglesia de San Pedro de Teruel
Al poco, Juan regresó, y ante su amada, quien ya era mujer casada, dijo: -Bésame, que me muero. Y ella repuso: -No quiera Dios que yo falte a mi marido. Por la pasión de Jesucristo os suplico que busquéis a otra, que de mí no hagáis cuenta, pues si a Dios no complace, tampoco me complace a mí. Él insistió: -Bésame que me muero", recibiendo la inmediata negativa de Isabel, lo que provocó que, finalmente, Juan cayera muerto de verdad.
Isabel corrió a contar lo ocurrido a su marido. Él dijo -¡Oh, malvada! ¿Y por qué no lo has besado? Ahora me pondrán en aprieto, ya que pensarán que he sido yo el que lo ha matado. Ella repuso: -No lo hice por no faltar a mi marido. Entonces, a la joven le vino al pensamiento cuánto la había querido Juan, y de cuánto había hecho por ella. Acordó ir a besarlo en su lecho de muerte, en la iglesia de San Pedro, donde estaba siendo amortajado. Le descubrió la cara, lo besó y se desplomó sobre el cuerpo de Juan. El marido contó el caso a la población de Teruel según ella se lo había contado. Acordaron enterrarlos juntos en una misma sepultura, tal como puede comprobarse aún en la actualidad.
Cada año se conmemora en Teruel este hecho. La ONCE no solo publicó aquel cupón de 2004, sino que, posteriormente, el 14 de febrero de 2009, y más recientemente, el 4 de octubre de 2015, los amantes de Teruel han protagonizado sendos cupones, tal como puede verse en las siguientes imágenes.
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