Uno de nuestros arquitectos más influyentes del siglo XX, Josep Lluis Sert, compartió de forma singular -y algo chocante- serie con nombres de la talla de Cervantes, Da Vinci, Mozart o Bach, colección que mostró durante dos años, los de 1987 y 1988, las efigies de algunos de los personajes más ilustres de la historia universal cada viernes. Aquella serie, encabezada por el mítico Antonio Vicente Mosquete, careció de nombre oficial, y vino a sustituir a la sencilla colección inaugural del Cuponazo dedicada a plantas ornamentales.
Sert, nacido en Barcelona, se interesó desde muy pronto por la obra de Gaudí, sin embargo, su influencia procede sobre todo de su contemporáneo helvético-francés Le Corbusier, con el que colaboró durante años.
Sus primeras obras fueron diseñadas en la década de los 30, convirtiéndose en uno de los principales promotores del llamado estilo mediterráneo, en el que predominan los colores claros, la luminosidad y una sencillez con carácter racionalista, término por el que se dio a conocer fuera de nuestras fronteras.
Fue miembro fundador de la GATEPAC (Grupo de Artistas y Técnicos Españoles para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea). Se exilió a Estados Unidos presionado por el gobierno de la Dictadura, e inhabilitado para el ejercicio de la aquitectura. Allí creó la Town Planning Associates, estudio de arquitectura y urbanismo son el que consiguió llevar a cabo grandes proyectos urbanísticos no solo en Norteamérica, sino también en Latinoamérica.
Ejerció más tarde como profesor en la exitosa Universidad de Yale, y fue nombrado decano en la Escuela de Diseño de la Universidad de Harvard, cargo que ejerció hasta 1969.
Sert conservó la atmósfera mediterránea en gran parte de sus obras, plasmadas incluso en su país de acogida. Recibió la Medalla de Oro de la Generalitat de Cataluña en 1981, y un año después, la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.
Entre sus principales obras están el Holyoke Center o el Peabody Terrace de Massachusetts, el campus de la Universidad de Boston, el edificio Eastwood de Nueva York, la Embajada de Estados Unidos en Bagdad (Irak), o el pabellón de España de la Exposición Universal de París de 1937.
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