El 30 de abril de 1993, la ONCE dedicó su cupón a la popular compañía de gaseosas La Casera en sorteo del cuponazo del viernes, o mejor dicho, a la botella de cristal que la hizo famosa dentro de nuestras fronteras. Recuerdo a la perfección haberla tenido sobre la mesa a la hora del almuerzo a finales de los 80, razón por la que tenía que concederle un rinconcito especial en este blog.
La Casera nació el 31 de mayo de 1949, tal como indica el propio cupón, como fruto de la asociación de tres hermanos: Francisco, Víctor y Félix Duffo González, cuyo padre, Francisco Duffo Doix, ya se había dedicado al mundo de los refrescos antes de la Guerra Civil. La primera producción apareció en el mercado tras el conflicto desde la calle Cactus de Madrid.
Francisco Duffo Foix era de origen francés, donde trabajó como agente de importación y exportación de productos ingleses. Como tal estuvo afincado en Argentina y París. Después recaló en San Sebastián, y finalmente en Barcelona, donde decidió instalar una fábrica de bebidas carbónicas en 1923: Espumosos El Rayo, una de las primeras compañías en embotellar para CocaCola, cuya publicidad aseguraba vender en la ciudad condal en más de mil establecimientos. El Rayo fabricaba los refrescos Samsón y Ginger-Ale. En 1929 solicitó el registro de la marca Orange Rayo, que le fue concedido en 1930.
Una vez pasada la Guerra Civil, fueron sus hijos los que hicieron cargo del negocio, y parece ser que fue Félix, que era el que poseía una gran visión empresarial, el que tuvo la idea de crear una gaseosa que pudiera ser vendida masivamente por todo el país. En la aventura le acompañaron sus hermanos: Francisco, poseedor de una buena experiencia comercial, y Víctor, licenciado en química, quien atendió la calidad del concentrado de la gaseosa. Félix poseía el 50% del capital, mientras que el resto estaba repartido a partes iguales por los otros dos hermanos. Los Duffo tuvieron una gran incidencia en el ramo de las bebidas, siendo marcas de la familia, además de las citadas, Jumate, Kiola, y la popular en los años 50 Orange Iris.
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Anuncio clásico de La Casera |
Para cumplir el objetivo de extenderse por toda España, se llevaron a cabo diferentes estrategias de márketing. Por razones de transporte, optaron por establecer una fábrica en cada provincia, pero lo llevaron a cabo por distintas vías. Así, constituyeron una sociedad anónima con los mismos propietarios de la marca para cada fábrica nueva que se instalaba, de las que se llegaron a tener 25. En otros casos se asociaron con industriales del ramo en distintas sociedades, reconvirtiendo las instalaciones de las fábricas ya existentes. En total llegaron a funcionar 53 fábricas para la elaborción y embotellado de las bebidas refrescantes de la marca. Al mismo tiempo, se aprovechó la infraestructura para fabricar y embotellar los productos de la marca Schweppes, dándose la particularidad de que los Duffo poseía el 100% de la filial en los primeros años de penetración de esta marca en el mercado español. Esta compleja estructura se modificó a partir de 1986, de forma que 12 sociedades de capital propio quedaron fusionadas bajo denominación de La Casera S.A. ayudando a que gozara de su máximo apogeo. El resto desaparecieron.
Al primer producto, la gaseosa, embotellada en envase de cristal de un litro con tapón mecánico (ver ilustración del cupón), le acompañaron hacia 1967 La Casera Limón y La Casera Naranja. Dos décadas más tarde apareció La Casera Cola, primera cola sin cafeína de España. Se utilizó para ello envases de plástico PET, vidrio no retornable y latas, fabricadas en las factorías de Toledo y Córdoba. Por primera vez en España, una empresa de este género integrabaen su estructura la producción de las botellas. En los 90, otros sabores como lima o manzana se añadieron al catálogo para desaparecer poco después. El tinro de verano y la sangría fueron los últimos éxitos de esta marca.
Desgraciadamente, la botella clásica, que en un principio tenía marcada en relieve su marca, desapareción hace tiempo, sustituida por una amplia variedad de formatos en envases no retornables, aunque en 1999 salió al mercado una edición conmemorativa serigrafiada de la que se fabricaron más de un millón de botellas.
Fuente: sifonesantiguos.blogspot.com